Cuando hablamos de dieta muchos preferimos cambiar la vista, pensamos que si lo obviamos el problema desaparece. La realidad es que mientras más tarde tomamos acción, peor es el remedio para nuestra salud.

Durante años he tenido altibajos en el peso, esto sin contar los problemas de azúcar, tratamientos para una condición cardíaca (mal diagnosticada), problemas severos con mi espalda y periodos menstruales sumamente dolorosos.

Recuerdo que desde los 15 años me volví más sedentaria y mi alimentación no era la mejor. Podía pasar largos periodos de tiempo sin comer y luego me llenaba solo con dulces. En retrospectiva las malas decisiones me fueron enfermando y ya cuando estuve en los últimos años de universidad todas mis dolencias aumentaron.

Se puede decir que estuve la mitad de mi vida luchando contra mi cuerpo, tratando de sentirme como antes. Durante tantos años invertí mucho dinero con distintos métodos para perder peso y al final el resultado no era duradero.

El día que decidí intentar una dieta vegetariana, no sabía dónde comenzar. No conocía cuales eran mis alternativas o si podría mantenerme en ella. Hoy, a 1 año y 3 meses de mi travesía culinaria; puedo decirte que aunque difícil, no ha sido imposible. Francamente, si tuviera que elegir desearía haberme criado siendo vegetariana y comprender cómo la alimentación puede afectar o energizar mi organismo. Sin duda me hubiera evitado el gasto, así como la ingesta de medicamentos innecesarios.

Mi madre siempre cuidaba lo que mis hermanas y yo consumíamos pero su enfoque y explicación se basaba más en la importancia de controlar nuestro peso. Hoy día, juntas compartimos todo el proceso de ésta aventura desde el comienzo. Contar con su apoyo me permite continuar y me ayuda a exceder mis límites.

Para muchos ser vegetariano consiste en eliminar el consumo de carne. Para mi ser vegetariana es un estilo de vida, una plataforma para alcanzar mi nivel adecuado de salud. Personalmente, no creo que comer carne sea algo malo, el problema radica en la calidad del producto que estamos comprando y la manera que se está consumiendo.

En el pasado las personas consumían de lo que sembraban y de los animales que criaban en su patio. En el presente nos conformamos con lo primero que aparece entre los «fast foods» o los productos genéticamente alterados que predominan en el supermercado y que incluso desconocemos.

Actualmente existen muchas personas que se preocupan por conocer más sobre éste tema y por consumir productos más orgánicos de granjas y huertos locales libres de hormonas y/o de químicos que tanto afectan nuestro organismo. Ser vegetariano; como cualquier dieta, requiere compromiso.

Durante el proceso existe un periodo de ajuste en el que decides que tan severa o liberal puede ser tu dieta para que cumpla con las necesidades de tu cuerpo. En mi caso, la manera en que trabajan mis riñones no me permite comer carnes. Sin embargo puedo consumir huevo, ciertos pescados y algunos granos. Trato de evitar los productos con gluten, los quesos y productos con colorantes artificiales y cualquier clase de dulce.

Recuerdo que mi primera semana fue un proyecto ir al supermercado y tener que leer tantas etiquetas, afortunadamente mi esposo es paciente y su sentido del humor me ayudó en el proceso.

En general el proceso ha sido divertido, lo comparo con una nueva oportunidad de vida. Me gusta pensar que he tenido dos oportunidades de vida; una desde la concepción hasta enero 2014 y la otra desde entonces hasta el presente. ¡Confío que con la ayuda de Dios ésta travesía apenas comienza!

Con cariño,

Nota aclaratoria: Solo comparto mi experiencia en miras de ayudar a otros que deseen o estén comenzando un estilo de vida vegetariano. No me considero experta pero si deseas conocer más sobre mi experiencia y recetas sencillas, grupos de apoyo y/o cooperativas de alimentos en Puerto Rico; escríbeme a lexa0235@gmail.com